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lunes, 10 de agosto de 2015

Un recorrido por la British Library

He tenido la suerte este verano de visitarla British Library, un edificio cuya complejidad y sobre todo, contenido, me dejó fascinado.



 A la entrada nos espera un Newton - un Arquímedes por la pose, se diría -


 Detalle del edificio

Cuando traspasé el umbral un amplio distribuidor daba paso a una tienda de recuerdos, una oficina de información sobre la propia institución, una exposición sobre la Magna carta y otra sobre el libro: su historia, como soporte y como objeto, recuerdos de novelistas,poetas,músicos. La exposición procuraba los medios digitales para poder hojear o escuchar las piezas dispuestas a placer.Se encontraban entre muchas que olvido, un 'first folio' de Shakespeare y bocetos originales con su escritura en espejo de Leonardo Da Vinci.Vi también partituras Haendel, biblias y libros religiosos de varias culturas y fotos del libro más caro del mundo - y el mayor, creo - 'aves de América' de Audubon, entre otras muchísimas delicias. Me viene a la cabeza por ejemplo,dentro de una exposición sobre la batalla de Waterloo, una detallada contabilidad sobre viandas para Napoleón en su exilio que incluía vinos de Tenerife -
Pero esto lo descubrí luego de subir, bajar escaleras, recorrer pasillos, observar la gente trabajando y empaparme en la mágica sensación de explorar este catedralicio edificio del conocimiento.Otro día hablamos de lo que se me pasó por la cabeza en tan sagrado lugar.

Aún debía subir las escaleras para encontrar el auténtico tesoro.


Desde las escaleras, pasillos llenos de mesas con pocos libros apilados en ellas según observé. Se trataba más de gente conectada a la red trabajando o estudiando, gente que en el bar discutía proyectos, estudiaba una materia o incluso enseñaba inglés a un recién llegado


 Dentro del edificio se encuentra incrustado otra auténtica edificación independiente, una alegría vertical de anaqueles, vidrio y acero.Se trata de la colección de libros del rey George III, con más de ochenta mil libros que abarcan cuatro siglos, desde el XIV al XVIII (otra parte de la misma está en el British Museum). Esta zona era de acceso limitado, al igual que los pasillos que irradiaban desde las escaleras divididos en secciones como idiomas, ciencias... alas enteras para aquello que en una biblioteca al uso sería un estante o un pasillo a lo sumo. He de añadir que había muchas indicaciones de cómo sacar el carnet - reader pass registration - para acceder a ellas.¿Habría algún futuro Marx,Woolf, Dickens,Shaw... trabajando o estudiando en ese preciso instante en ellos?




 En cada rincón, algo para alucinar: cada uno de esos lomos frente al caballero porta una colección de sellos que se puede extraer de la pared para observar a través de un vidrio.

 Tienda de recuerdos

A la salida, el gabinete de curiosidades.

En fin, no puedo decir que en tres horas de recorrido haya hecho algo más que, amén de marearme ante tanta inmensidad, plantar la semilla de futuras visitas de parecido cariz.
Feliz día de la biblioteca, por cierto.

2 comentarios:

Copépodo dijo...

Estupenda visita. No sé si te pasa a ti cuando estás en sitios así que te sabe a poco, que sólo puedes dejarte invadir por la solemnidad del lugar, pero que ni en toda tu vida podrías asimilar lo que hay allí. Impotencia que hay que canalizar, jejejeje, y disfrutar.

Pero además quería comentarte que me ha gustado el edificio de cristal insertado desntro de la biblioteca. He visto fotos de bibilotecas parecidas y creo que una está en Yale (nunca he estado, pero me pilla cerca). Si alguna vez la veo me aseguraré de compartir las fotos contigo.

wraitlito dijo...

Desde luego, había algo sacrílego en la gente trabajando impasible dentro de aquella gran catedral del conocimiento.
La costumbre, imagino.
Estaré encantado, como siempre de ver esas fotos.
Un abrazo