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viernes, 19 de septiembre de 2008

Humor

Se queja y con razón Carlos Elías en su último libro del tratamiento que de la vida y obra de los científicos se da en los medios.

La versión cinematográfica suele ser la de unas personalidades obsesionadas, nada tendentes a relaciones sociales, carentes de pasión salvo por el dominio o la destrucción del mundo.

Sin embargo, uno de los ejemplos genuinos en este sentido, a pesar de la mala imagen de los científicos que da, está más que merecido : el mítico Strangelov inspirado claramente en la gozosa huida de mentes nazis brillantes a EEUU y su fenomenal acogida.

A efectos de contrarrestar esta imagen de los científicos podríamos contraatacar con su más que pasable sentido del humor, baste leer a genios como Feynman o Watson y más recientemente, con sus alegres explicaciones, a gente del LHC :

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